sábado, 13 de enero de 2018

La intuición, y tres cristales para una sola visión

Hoy quiero hablar de la intuición, esa palabra tan utilizada a menudo para prejuzgar, condenar y ejecutar en la mayor parte de los casos, sin motivo alguno a quien nos rodea. Vivimos en una sociedad muy dada a ello, y aunque en ocasiones tiene connotaciones positivas, quiero reflexionar sobre las negativas.

La RAE define la intuición como el conocimiento que es directo e inmediato, sin intervención de la deducción o del razonamiento, siendo considerado como evidente. De aquí podemos extraer que carece de razonamiento, y el ser humano nos diferencia del animal que razonamos, así que extraed vuestras propias conclusiones de qué hacemos cuando "intuimos". Seguramente os vengan a la cabeza cosas como: juzgar, encasillar, apartar, infravalorar, desaprovechar, presuponer...


Sobre la intuición hay mucho escrito, de hecho, hay estudios psicológicos que la recomiendan y se utiliza en muchas disciplinas a nivel ejecutivo, formativo o de liderazgo en general. Si bien como dije, me voy a centrar en lo que a mi juicio, es un "mal uso" de la intuición. Pues diferente en buena medida a la intención de nuestro corazón, que carece de maldad. Una de las cosas que más gracia me hace, es cuando se habla de forma machista sobre la "intuición femenina" en las connotaciones negativas... ¿Y el hombre? Creo que todos tenemos más motivos para callar que para hablar cuando hablamos de los prejuicios de nuestra "intuición", independientemente de que seamos hombres o mujeres.

Si volvemos a la definición a la que hacía referencia antes, hay un apartado que habla de la intuición como la consideración de lo evidente. ¿Que es evidente? ¿Qué muestra nuestra fachada a parte de nuestra belleza exterior? La intuición se acentúa cuando vamos a una entrevista de trabajo, a conocer a alguien, o a realizar alguna actividad nueva, digámoslo así: cuando nos apartamos de nuestra zona de confort, de nuestra nuestra costumbre, de nuestra rutina. ¿Verdad que en ocasiones sentimos "miedo" al cómo será, qué pasará, dónde será...? Ahí nuestra mente empieza a divagar y a viajar por los senderos de nuestra casi siempre desacertada intuición.

Creo que la intuición tiene tres caras, la acertada, la que definiríamos en Galicia como la acertada a medias, y la errónea. Nuestros ojos en la mayor parte de los casos, son los responsables de la intuición. Vemos a través de dos grandes cristales que nos llevan a ver las cosas en los tres términos que utilizaba antes.

Cuando intuimos y acertamos, lo hacemos desde un cristal transparente. Alguien podría decir que es cuestión de suerte y en la mayor parte de los casos seguro que es así, puesto que es muy raro que con lo que veamos a simple vista, acertemos en nuestro juicio de toga y sentencia.

Es muy posible que a través de la intuición, acertemos a veces, puesto que en ocasiones las apariencias son un claro reflejo de nuestro interior. Ya hablamos de apariencia y no de realidad. En este caso veríamos a través de un cristal traslúcido.

En muchos casos la intuición falla (la mayor parte de ellos) y a veces con grandes consecuencias a la par que graves. Esto sucede cuando tratamos de ver a través de la opacidad de un cristal que no nos permite acertar. A veces, encasillamos a las personas gracias a ese maravilloso cristal que yo llamaría el de la vergüenza. Es ese cristal que nos impide conocer verdaderamente a alguien, y evitar así, el dar con el amor de nuestra vida, con la persona que se puede convertir en maestra de la vida, o en ocasiones esas personas que pueden ser salvavidas.

Debemos mirar en nuestro interior, utilizar la estrella que llevamos dentro de la que hablaba el otro día, y abrirnos a los demás. Descubrir lo fascinante que puede resultar escuchar. Nacimos con dos orejas y con solo una boca, quizás sea una indirecta de la naturaleza. Quizás no.

Tenemos mucho que contar si, pero cuánto por aprender... ¿No os apasiona lo desconocido? Creo que debemos conocer realmente a las personas, a quien nos rodea, dejarnos conocer, y nutrirnos de la sabiduría del mayor y de la ilusión del menor. ¿Qué hace a los niños más maduros sino el conocimiento? ¿Qué hay mejor que eso? ¿No es mejor conocer que intuir? Aprovechemos las oportunidades que se nos presenten y busquemos las nuevas, evitemos la intuición y descubramos qué hay más allá de nuestras suposiciones. Conozcamos sin límites, sin barreras ni cristales, creciendo cual niño, y madurando por nuestro conocimiento, y no por nuestra intuición.

*El otro día recibí un correo que me proponía terminar las entradas con la recomendación de una canción. Me pareció una buena idea así que lo haré en alguna de las entradas que publique. Aquí os dejo la de hoy, espero que os guste. Recordar que si os queréis poner en contacto conmigo, mi correo es manuel.lopezceron@gmail.com La canción es de Robbie Williams, y se denomina "Go Gentle". 

No hay comentarios:

Publicar un comentario