sábado, 6 de enero de 2018

Los Reyes Magos

Sin duda tenía ganas de escribir después de la gran acogida que tuvo la última entrada. Tenía varios temas encima de la mesa y me he decidido a hablar del poder de los Reyes Magos y de lo que ello nos podemos beneficiar, sin querer entrar en términos religiosos, ni materialistas.

Me quedo con la historia de los Reyes Magos porque, aunque fuera contada de muchas maneras, en todo manuscrito o documento que nos muestra la historia, aparece un denominador común: la estrella. No hay que quedarse con si vienen de Oriente u Occidente. Si uno era negro o lo eran dos, si venían con un séquito o viajaban solos. No. Con lo que hay que quedarse es con lo que les unía, y era una simple estrella. En algún documento se dice que todos ellos se encontraron por el camino. Si, y viajaron juntos siguiendo como digo, una simple estrella.


Todos tenemos una estrella que seguir, todos tenemos nuestra estrella, en lo más profundo de nuestro ser está nuestra estrella, nuestro verdadero yo. Decía Mandela en una de sus brillantes aportaciones, que el hombre no nace racista ni odiando, que nacía con inocencia y dando amor.

A lo largo de nuestra vida llegamos como bien definían los toltecas* a diferentes acuerdos. Nacemos hambrientos de conocimiento y llenos de felicidad, que exportamos a todo lo que nos rodea, contagiando a ricos y pobres, negros y blancos, hombres y mujeres, mayores y niños. Esos acuerdos nos condicionan el futuro, nos tapan nuestra estrella, nuestro verdadero yo. El colegio, la religión, nuestros padres y quizás también el entorno que nos rodea, son la razón que que tengamos unas creencias y unas llamémosles "líneas de actuación" a lo largo de nuestra vida, que condicionan nuestro comportamiento, puesto que sabemos desde pequeñitos, que realizar determinados actos son "incorrectos", y que están penados con un "castigo". Acuerdos a los que llegamos casi sin querer. Así, acordamos que un determinado ser vivo se llama perro, o que un determinado color es amarillo.

Nuestra verdadera estrella, nuestro yo, está en lo más  profundo de nuestro ser, en nuestro interior, en un espacio al que no llega ningún acuerdo posible. Es cierto que es difícil dar con él, si bien, a medida que vamos creciendo, muchas veces trata de rebelarse dentro de nosotros, de diferentes formas.  Quizás, a pesar de que sea muy difícil, dado que son muchos los años los que hemos vivido con nuestros acuerdos, debemos buscar nuestra estrella, debemos recuperarla, sacarla al exterior y que nos ilumine en este camino al que llamamos vida. Actuar libremente, en base a nuestra estrella, y haciendo aquello que nos diga nuestro corazón, depende exclusivamente de nosotros. Debemos recuperar el niño que llevamos dentro, soñar como en la noche de Reyes Magos, ilusionarnos e ilusionar como lo hacíamos en esa mágica noche de Reyes, y guiarnos cada día del año por esa simple estrella, nuestra estrella.

* La cultura tolteca es una de las culturas precolombinas de Mesoamérica del periodo Periodo Posclásico. Se trata de la expresión de un pueblo náhuatl, que dominó en el norte del altiplano mexicano entre los siglos X y XII.

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